Inquisitio/ Alfred Bosch
Esta novela está inspirada en un hecho histórico desconocido para la mayoría; aunque todos asociamos el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición con la Edad Media, cabe recordar que, aunque su abolición fue aprobada por mayoría absoluta en las Cortes de Cádiz en 1812, no fue abolida definitivamente hasta 1834, en pleno siglo XIX, durante el reinado de Isabel II. Pues bien, en la convulsa Valencia de esta época, tras la invasión francesa, tras
la Pepa y en plena confrontación entre blancos (ultramontanos- carlistas) y negros (liberales, se va a producir uno de los últimos coletazos de esta siniestra institución, espoleada por una sociedad secreta, El Ángel Exterminador, compuesta por altos cargos eclesiásticos, de la sociedad civil y del estamento militar. La víctima propiciatoria será un humilde maestro, profundamente creyente, que será acusado de herejía por su falta de ortodoxia cristiana.
El personaje principal y narrador de la historia no es el maestro, sino el padre Lorenzo Ramo, un sacerdote atormentado por sus pecados carnales, que se ve arrastrado en la conspiración contra el maestro pero que, viendo la injusticia que se está cometiendo contra él, decide defenderlo con todas sus fuerzas y averiguar quién está detrás de tan aberrante denuncia.
Alfred Bosch es, sin duda, uno de los más exitosos autores de la literatura catalana actual, que ha escrito libros tan destacados como
L'Atles furtiu, la trilogía
1714 o
Les set aromes del Mòn, y que ha ganado premios tan prestigiosos como el Sant Jordi, el Ramon Llull o el Prudenci Bertrana, precisamente por Inquisitio, que es una sugestiva mezcla de novela histórica y de intriga, un poco a la manera de
El nombre de la rosa de Umberto Eco, si bien el estilo narrativo de Bosch no tiene nada que ver con el del semiólogo italiano. La prosa de Bosch es mucho más funcional que la de Eco aunque no por eso deja de ser preciosista e incluso compleja en algunos pasajes.
El libro se convierte al final en un canto hacia la libertad de pensamiento y de culto, y en un alegato contra los integrismos religiosos. Si además, como es el caso, es también una novela entretenida y sumamente interesante, se convierte en una obra redonda.
