jueves, 1 de diciembre de 2016

CRÍTICA

Perdidos/ Peter Straub
Peter Straub (Milwakee, Wisconsin,1943) es un caso curioso dentro de las letras norteamericanas ya que comenzó su carrera literari en el ámbito de la poesía, publicando tres libros, para luego pasarse a la narrativa de terror. Su primer gran éxito fue Fantasmas (1979), novela que le colocó en la primera división de este género y que fue adaptada al cine poco después. También es muy conocido por sus colaboraciones con Stephen King en dos novelas: El talismán (1983) y Casa negra (2001).
La novela que nos ocupa, Perdidos (2003), obtuvo en el año de su publicación los dos premios más importantes dentro del género; el Bram Stocker y el International Horror Guild.
En la pequeña ciudad de Millhaven una mujer se suicida sin motivo aparente. Unos días más tarde, su hijo Mark desaparece sin dejar rastro. Tim Underhill, famoso escritor, viajará desde Nueva York para asistir al funeral de su cuñada e investigar la desaparición de su sobrino, con la ayuda de Jimbo, el mejor amigo de Mark y de un excéntrico detective, Tom Pasmore. La investigación le llevará  a seguir la pista de un asesino en serie pedófilo, que ya se ha cobrado varias víctimas y descubrirá que, poco antes del suicidio de su madre, Mark se había obsesionado con una casa abandonada que guarda una historia espeluznante.
La estructura cronológica del libro es muy compleja debido a los continuos saltos en el tiempo, hacia delante y atrás, lo que en ocasiones resulta confuso y resta ritmo al relato. A pesar de esto, la novela mantiene una tensión creciente gracias a la maestría del autor en este aspecto.
Aunque es cierto que el argumento, que incluye como elemento principal una casa maldita, está bastante manido, Straub le da una nueva vuelta de tuerca añadiendo otros elementos menos habituales en el género: costumbrismo, relaciones familiares disfuncionales, la aparición del asesino en serie... En mi opinión, esta subtrama del asesino, aunque da un toque de novela policíaca al relato, parece encajada con calzador en el argumento principal, de forma un poco artificiosa.
El desenlace de la novela, en mi opinión, es demasiado abierto y el elemento sobrenatural que parece explicar la desaparición de Mark me parece poco convincente, si bien es cierto que cierra todas las líneas narrativas de forma coherente.