sábado, 2 de junio de 2018

CRÍTICA

Años de sequía/ Jane Harper
Aaron Falk, investigador de delitos financieros de la policía de Melbourne, debe volver a su pueblo natal, Kiewarra, para asistir al funeral de Luke Hadler, su mejor amigo de la infancia y la adolescencia, que al parecer ha matado a su mujer y a su hijo de 6 años y después se ha suicidado.
Una vez allí, los padres de Hadler le piden que inicie una investigación extraoficial para intentar averiguar si su hijo fue realmente capaz de cometer esa atrocidad, ya que hay varios detalles que no encajan. En su tarea se verá ayudado por el sargento Raco, un recién llegado a la policía del pueblo.
Todo esto ocurre en una pequeña población del sudeste de Australia, azotada por una terrible sequía y en medio de una ola de calor sofocante.
Este es el punto de partida de Años de sequía, la primera novela de Jane Harper (Manchester, Reino Unido,1980) periodista inglesa que lleva años afincada en Australia.
El argumento está tramado de forma admirable, en un constante in crescendo de tensión, pero sin sobresaltos ni golpes de efecto artificiales, hasta llegar a un final inesperado pero, como el resto de la novela, muy realista, en cualquier caso nada forzado.
El otro gran acierto es, sin duda, la ambientación. Kiewarra se erige en otro protagonista del libro, con sus gentes ariscas, cerradas e inquietantes y sus historias del pasado que afectan a Falk y le trastornan todavía, después de los años pasados. También el calor y la sequía, magníficamente descritos por la autora, toman un protagonismo especial porque condicionan el carácter y el comportamiento de las gentes del lugar, volviéndolos irritables e iracundos.
En definitiva, se trata de una novela negra remarcable y más teniendo en cuenta que se trata de la obra de una escritora debutante. Nos ha dejado con ganas de más.