miércoles, 10 de noviembre de 2021

CRÍTICA

 Un elenco de asesinos/ Sidney Kirkpatrick


William Desmond Taylor fue un destacado director de películas de la época dorada del cine mudo, en Hollywood, en la década de los años 20. El 1 de febrero de 1922 fue asesinado en su lujoso chalé de Beverly Hills de un disparo en la espalda y el crimen nunca fue resuelto.

Cuarenta y cinco años más tarde, en 1967, el prestigiosos director de cine King Vidor, ya en la recta final de su carrera, decidió investigar el caso con el objetivo de escribir un guion para filmar una película. Él había conocido al difunto y a la mayoría de gente que se había visto involucrada, de una u otra manera, en el caso y siempre había querido aclarar unos hechos que en aquella época convulsionaron Hollywood.

Vidor, a medida que fue avanzando en sus pesquisas se dio cuenta de que las ramificaciones de la investigación implicaban a algunas personas con cargos relevantes, que todavía estaban vivas y, aunque llegó a resolver el asesinato, finalmente no se atrevió a publicar sus resultados ni a llevar a cabo la película que tenía proyectada, debido a las consecuencias legales que eso podía acarrearle.

El autor, Sidney Kirkpatrick (Glen Cove, Nueva York,1955) es un periodista de investigación especializado en historia del cine que decidió relatar el proceso de investigación a partir de los archivos personales de Vidor, donde guardaba toda la documentación que fue recopilando durante el transcurso de sus averiguaciones.

Este interesante libro, que se puede adscribir al género del True Crime, que ahora está tan de moda, rebela algo que ya se sabía aunque no por eso es menos estremecedor, y es que el Hollywood de la época era una sociedad turbulenta, corrupta, dominada por el consumo de drogas y alcohol, y en la que los escándalos sexuales eran frecuentes. En este ambiente degradante, el poder omnipresente de los estudios cinematográficos, personalizado en unos directivos sin escrúpulos,era capaz de encumbrar a una estrella pero también de destruirla, no solo en el aspecto profesional.

El otro aspecto que me parece destacable es que Vidor, durante la época en que se desarrolló la investigación, sufrió una crisis personal relacionada con su relación matrimonial y agravada por el hecho de que las grandes productoras no le querían financiar sus proyectos, cosa que Kirkpatrick refleja muy bien durante toda la narración.