martes, 21 de noviembre de 2023

La deriva del Premio Planeta

 De un tiempo a esta parte, el Premio Planeta ha experimentado una pérdida de prestigio difícilmente explicable a nivel literario, a pesar de ser el mejor dotado económicamente, con un primer premio de un millón de euros. En realidad, no nos engañemos, ya hace muchos años que sabemos que el ganador del premio está pactado de antemano y que, incluso, se le encarga la labor de escribir la novela ganadora con tiempo,  y así lo han reconocido algunos de los ganadores, pero por lo menos antes se sabía que el ganador era siempre un autor de gran prestigio y calidad contrastada: Antonio Gala, Camilo José Cela, Mario Vargas Llosa, Manuel Vázquez Montalbán, Terenci Moix o Antonio Muñoz Molina, son algunos de los premiados en la época dorada del galardón.

Por contra, en estos últimos años, parece que la Editorial Planeta ha optado directamente por convertir el premio en una gran operación comercial disfrazada de certamen literario, mostrando una total falta de escrúpulos con los autores anónimos que deciden presentar sus obras. La tendencia clara de estos años  ha sido premiar a autores mediáticos, en su mayoría profesionales de los medios de comunicación, cuya popularidad supone una garantía a nivel de ventas pero que ofrecen una calidad literaria muy discutible. Así, han sido premiados en los últimos años, por ejemplo, Fernando Delgado (presentador del telediario), Javier Sierra (periodista mediático), Fernando Schwartz (presentador de televisión y diplomático) y Sandra Barneda (periodista del corazón), entre otros. No en vano, en 2005, ya el escritor Juan Marsé -ganador del premio en 1978- renunció a ser miembro del jurado y denunció públicamente la baja calidad de las obras presentadas al concurso.

Pero ahora, en una última vuelta de tuerca, lo que han hecho es concederle el premio a Sonsoles Ónega, que es una de las presentadoras estrella de Atresmedia (Antena 3) cadena perteneciente al Grupo Planeta. Vamos, que se han quitado la careta y ya no tienen ningún reparo en mostrar la manipulación del premio abiertamente.

Es una pena, pero este galardón está llegando a unos niveles de ignominia difícilmente superables.

lunes, 20 de noviembre de 2023

CRÍTICA

La segona mort de Shakespeare/ Jordi Mata

Hi ha diverses controvèrsies al voltant de la figura de William Shakespeare. La més important és sobre l'autoria real de les seves obres, que alguns experts han adjudicat al dramaturg Christopher Marlowe, en teoria mort l'any 1593. Una altra d'aquestes polèmiques tracta sobre la possible homosexualitat de Shakespeare, i es basa en passatges extrets dels seus sonets. Doncs bé, Jordi Mata (Barcelona, 1966) ha agafat aquestes teories, reals o no, per bastir una novel·la apassionant, breu i intensa, que intenta posar llum a un dels misteris més ben guardats de la història de la literatura.

La novel·la comença en el Londres de 1593, sota una epidèmia de pesta i les lluites intestines entre catòlics i protestants. Dos amics i amants, en Will i en Chris es troben per acomiadar-se, potser de forma definitiva. En Will és un jove actor amb projecció que comença a llaurar-se una carrera dins del món del teatre, i en Chris és un escriptor i autor teatral d'èxit que, a més, és espia al servei de la reina Elisabet I. A causa d'aquesta circumstància, en Chris es veu obligat  a fingir el seu propi assassinat i pacta amb Will cedir-li les obres que escriu perquè aquest les faci passar per seves. Vint anys després tots dos es retrobaran quan Shakespeare ja és un famós autor i director teatral i Marlowe continua fent d'espia, d'incògnit i ha tornat a Londres per saldar antics comptes.

Mata usa en aquesta novel·la, com ja havia fet abans en algunes de les seves obres anteriors, els seus dots d'historiador per barrejar una realitat passada, construïda amb rigor, amb una ficció basada en llegendes populars o teories conspiratives, més o menys versemblants, i d'aquesta manera vol  posar en evidència la infal·libilitat del dogma històric, que encara que no ho sembli, és de vegades molt fràgil.

La segona mort de Shakespeare és una novel·la àgil, entretinguda i estimulant, i al mateix temps, culta, suggerent i colpidora. No es pot demanar més.


sábado, 4 de noviembre de 2023

CRÍTICA

 Baudolino/ Umberto Eco

Cuando un autor, con su primera novela, consigue un éxito tan clamoroso como el que obtuvo Umberto Eco (Alessandria, Piamonte, 1932- Milán, 2016) con El nombre de la rosa (1980), se hace muy difícil armar una carrera literaria coherente e independiente, sin estar coartado por esa inmensa popularidad caída del cielo, pero Eco tenía el suficiente prestigio como catedrático de Semiótica, ensayista, pensador y erudito, a nivel internacional, para no tener que depender de la literatura a nivel económico, lo cual le permitió poder escribir ficción de forma vocacional y sin ninguna presión adicional.

Baudolino (2000) fue su cuarta novela y, a pesar de no ser de las más destacadas de su bibliografía, tiene un argumento muy interesante: Baudolino, un muchacho piamontés de familia campesina, deslumbra a Federico Barbarroja, el emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, con sus sabios consejos en un encuentro fortuito y éste decide adoptarlo y llevarlo a su corte. El chico tiene una tendencia natural a la fantasía y a contar mentiras y historias que él mismo inventa, pero con el tiempo se da cuenta de que todo aquello que imagina, al final, se convierte en Historia y se sorprende de la capacidad de influir en otras personas que esta circunstancia le concede. De esta manera, durante el transcurso de la novela, vamos repasando muchos pasajes históricos que ya no tenemos tan claro si son reales o ficticios.

La lectura, en algunos tramos de la novela, me ha resultado farragosa y carente de ritmo porque se combinan fragmentos brillantes y entretenidos con otros en los que Eco nos inunda con digresiones sobre historia de las religiones y filosofía, en los que demuestra su gran erudición pero que no ayudan al dinamismo de la narración.

Eco hace un esfuerzo evidente por incluir en la novela todos los mitos medievales sobre el lejano oriente, pero el resultado es un texto demasiado largo y excesivamente denso, que al final no satisface las expectativas del lector, por lo menos en mi caso.

En realidad, si nos fijamos bien, veremos que se trata de una novela picaresca, en el fondo y en la forma, con algunos toques de humor, solo que pasada por el tamiz de una autor tan complejo y exigente como Umberto Eco.