Para los que no conozcáis al autor, Mark Frost (Nueva York, 1953) es, además de escritor, un guionista y productor de cine y televisión que ha destacado por colaborar en varias ocasiones con David Lynch, con el que coescribió el guión de la mítica serie Twin Peaks.
Esta es su primera novela y en ella ha creado un artefacto en el que se mezclan el suspense, las aventuras y el terror sobrenatural con una originalidad encomiable. La primera muestra de originalidad es que la novela está protagonizada por Arthur Conan Doyle, el creador de uno de los personajes más célebres de la literatura universal, Sherlock Holmes. Doyle fue, como es bien sabido, uno de los escritores más populares de su época pero finalmente renegó de su creación porque no le permitía escribir otro tipo de novela que a él le parecía más seria y prestigiosa.
Al principio de la novela, Doyle manda un manuscrito titulado La hermandad oscura a varias editoriales para su posible publicación. Poco después recibe la invitación para asistir a una sesión de espiritismo que terminará con el atroz asesinato de algunos de los asistentes. A partir de ese momento, Doyle se verá perseguido por los presuntos miembros de una organización hermética que rinde culto al diablo, y que intentará acabar con su vida. Empieza aquí un periplo por los barrios más peligrosos de Londres y por el resto de la geografía inglesa con la única ayuda de Jack Sparks, un intrépido e inteligente agente secreto que trabaja al servicio de la corona británica.
Lo interesante de esta novela radica en que Jack Sparks reune todas las virtudes y defectos en los que luego se inspirará Doyle para plasmarlos en su personaje del legendario detective londinense, al que luego irá dando vida mentalmente para luego desarrollarlo literariamente. Sparks tiene una capacidad deductiva extraordinaria, está adiestrado en cualquier tipo de lucha, tiene extensos conocimientos de ciencias, es un maestro de los disfraces y toca el violín, pero también es taciturno, obsesivo y adicto a la cocaína. Les suena, ¿verdad?
Frost muestra una gran habilidad para introducir personajes reales en la trama como Madame Blavatski, Bram Stocker, el duque de Clarence o el mismo Doyle del que también toma de la realidad su afición por los temas ocultos que le trajo innumerables problemas durante su vida. A parte de esto, Frost narra la historia con un ritmo y un estilo vigorosos que hacen que su lectura resulte dinámica y amena a pesar de la densidad de la obra.
En mi opinión, se trata de una novela muy recomendable, no solo para los amantes de las historias de Sherlock Holmes, entre los que me cuento, sino para cualquier lector que aprecie la buena literatura de género.