La publicación en el año 2003 de El código Da Vinci y su posterior éxito arrollador hizo que a su sombra surgieran un buen número de autores que intentaron seguir la estela de Dan Brown, imitando su estilo y creando intrigas y aventuras alrededor del género del thriller religioso. Chris Kuzneski (Pennsylvania, 1969) pertenece a este grupo de escritores y La señal de la cruz (2006) es la novela que más éxito le ha reportado, hasta el momento.
El argumento, como en la mayoría de este tipo de novelas, está basado en teorías conspirativas poco verosímiles: un sacerdote del Vaticano aparece crucificado en la costa danesa. Días después aparecen otras dos víctimas crucificadas, esta vez en África y América. Al mismo tiempo, en las catacumbas de Orvieto, cerca de Roma, un arqueólogo británico descubre un pergamino de dos mil años de antigüedad que podrían sacudir los cimientos de la cristiandad. Este descubrimiento lo convertirá en el hombre más perseguido de Europa y, entre los personajes que intentan encontrarlo, hay dos ex militares de élite estadounidenses, Jonathon Payne y David Jones, que ahora han sido reclutados por la CIA, o eso piensan ellos, para esta peligrosa misión.
La novela tiene un ritmo trepidante y se lee con agilidad. Está escrita en una prosa funcional y carente de adornos, que es bastante adecuada para el tipo de relato que es. El cambio constante de escenario y la multiplicidad de personajes hace que la novela sea muy dinámica y su lectura no se haga pesada en ningún momento.
Literariamente esta novela tiene un valor ínfimo pero como entretenimiento, funciona bien. No se le puede pedir más.