sábado, 19 de febrero de 2011

CRÍTICAS


Moby Dick/ Herman Melville
Esta novela, publicada en 1851, es considerada como un clásico de la literatura norteamericana aunque en un principio fue vilipendiada por la crítica de la época. Fue a principios del siglo XX, concretamente en los años 20, cuando unánimemente se la reconoció como un referente dentro de la literatura moderna.
La novela está narrada por Ismael, un joven marinero que se enrola en un barco ballenero, el Pequod, con base en la isla de Nantucket, al norte de Massachussets. El Pequod es dirigido por el enigmático y autoritario capitán Ahab, un viejo lobo de mar con una pierna fabricada con la mandíbula de un cachalote. Ahab revelará a su tripulación que el objetivo primordial del viaje, más allá de la caza de ballenas en general, es la persecución de Moby Dick, enorme ballena blanca que lo privó de su pierna y que había ganado fama de causar estragos a todos y cada uno de los balleneros que, desafortunadamente, habían intentado darle caza.
La novela es en realidad la historia de una obsesión; la de Ahab con Moby Dick, su Leviatán, porque esta es una obra de profundo simbolismo. Se suele considerar que comparte características de la alegoría y de la épica. Incluye referencias a temas tan diversos como biología, religión, idealismo, pragmatismo, racismo, jerarquía política.
Los tripulantes del Pequod vienen de orígenes tan variados como Chile, Francia, Islandia, Holanda, Italia, Malta, China, Dinamarca,Portugal, India, Inglaterra, Tahití, España e Irlanda, lo que sugiere que el Pequod es una representación de la humanidad.
También las alusiones bíblicas de los nombres de los personajes o el significado de la ballena blanca han intrigado a lectores y críticos durante más de un siglo.
A pesar del innegable magnetismo que el libro ejerce en algunos momentos sobre el lector, también es cierto que la obra está muy lastrada por el tono de la novela, eminentemente enciclopédico, incluyendo el autor extensas y detalladas descripciones de la caza de las ballenas en el siglo XIX y multitud de otros detalles sobre la vida marinera de la época. Esto hace que su lectura en muchos tramos sea excesivamente farragosa.
En mi opinión es, pues, uno de esos clásicos que no han aguantado bien el paso del tiempo, a pesar de seguir teniendo un gran valor testimonial.

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