Esta es la novela debut de David Peace (Osset, Yorkshire, 1967) y también es la primera de la tetralogía denominada Red Riding Quartet (1974,1977,1980,1983) que tienen como denominador común que están ambientadas en la región inglesa de West Yorkshire e intentan ofrecer un fresco de la turbulenta época en que ocurren los hechos narrados.
Esta es la historia de una obsesión, la de Eddie Dunford, corresponsal de sucesos en el Evening Post de Leeds, por resolver el caso de una niña de diez años, desaparecida, que es encontrada días después brutalmente violada y asesinada con unas alas de cisne cosidas a la espalda, en los días previos a las Navidades de 1974. Eddie pronto relacionará este caso con otras dos desapariciones de niñas producidas en la misma zona unos años atrás y, entonces, con el ímpetu propio de un principiante apasionado por su profesión, se sumerge en una investigación en la encontrará corrupción política, depravaciones sexuales, intereses inmoboliarios, policías corruptos y otras lindezas por el estilo. Llegados a este punto, Eddie ya no puede echar marcha atrás y decide llegar hasta el final del asunto aunque esto suponga bajar a los mismísimos infiernos del alma humana.
Esta novela es turbadora, por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. Peace usa para explicar esta atroz historia un estilo directo, descarnado y desprovisto de toda parafernalia. Las frases son
sumamente cortas y prácticamente no hay descripciones. Los diálogos son hiperrealistas, escuetos y secos. Para los que sean amantes del género negro, especialmente del Hard-boiled, esto les sonará a Dashiell Hammet a Carroll John Daly y a algunos de sus discípulos más aventajados; Raymond Chandler, Mickey Spillane o Ross MacDonald. Efectivamente, es una puesta al día de aquel estilo que en los años 30 y 40 fue tan revolucionario.
Mi impresión es que estamos, sin duda, ante una de las mejores novelas negrocriminales de los últimos tiempos, atrevida, original y que no deja a ningún lector indiferente.
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