miércoles, 21 de octubre de 2015

CRÍTICA

Los hijos del Grial/ Peter Berling
En el momento de la publicación de El Código Da Vinci de Dan Brown, año 2003, mucha gente creyó que la teoría que daba forma al libro era novedosa, pero en realidad ya había varios ensayos que hablaban de este tema y fue Peter Berling, en esta novela de 1991, el que primero utilizó de forma literaria la premisa de que el Grial no era un objeto físico, un cáliz o una piedra mágica, sino que era el conocimiento secreto de la sangre azul (sang réal=Saint Grial), de una línea de legitimidad dinástica que se remontaba hasta el mismo Jesucristo. Para decirlo más llanamente, era la confirmación de que Jesús tuvo descendencia y de que ésta se había perpetuado hasta nuestros días.
La acción de la novela se inicia en 1244 durante el sitio del castillo de Montségur, refugio de los cátaros, por las tropas de Luis XI y del Papa. Cuatro caballeros huyen en la noche llevándose consigo a dos niños, Roc y Yeza, los hijos del Grial, que están destinados a reconciliar a las grandes religiones y a convertirse en reyes de un mundo en paz y armonía.
La obra está estructurada en dos niveles; algunos capítulos están narrados en primera persona por el monje William de Roebruck, mientras que otros están narrados por una voz omnisciente.
Todo y reconociendo que se trata de una gran epopeya de la Edad Media, creo que la novela se resiente en muchos momentos de una espesa y excesivamente extensa trama que se va diversificando a su vez en otras tramas secundarias que hacen difícil el seguimiento del argumento. Por otro lado, es tan numeroso y complejo el número de personajes que aparecen, que hace totalmente necesario consultar con regularidad el glosario que el autor, acertadamente, incluyó en su obra a modo de guía de lectura. Aún reconociendo algunos aciertos del autor en la redacción de la novela, en mi opinión la lectura de esta obra no resulta fluida ni amena. Una lástima.

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