Esta es una novela oscura en el más amplio sentido de la palabra; oscuros son sus personajes, oscuros son los escenarios donde se desarrolla, oscura es la trama y oscura es la manera de narrarlo todo de Muñoz Molina.
En una pequeña ciudad de provincias del sur de España una niña aparece asesinada en circunstancias escabrosas. El encargado de investigar el caso es un veterano inspector que ha vuelto a su ciudad natal después de estar destinado en el País Vasco durante la época más activa del terrorismo de ETA. Su esposa está internada en un sanatorio mental debido a la presión psicológica a la que estaba sometida en sus años en Euskadi. Mientras, durante la investigación, el inspector establece una relación sentimental con la profesora de la niña asesinada.
Con estos mimbres Muñoz Molina arma una obra de orfebrería que debe leerse con atención y sin prisas. Las descripciones psicológicas de los personajes son profundas, complejas y exhaustivas hasta límites sorprendentes. Esto, que por una parte enriquece en gran manera la novela, también puede representar un hándicap para el lector impaciente ya que hace su lectura más farragosa. Es difícil encontrar un libro con un nivel de introspección tan alto.
Después de leerla con atención nos damos cuenta de que el tema principal de la novela es el peso de la culpa y, finalmente, la redención. Lo mejor que se puede decir de Plenilunio es que es una novela que no deja impasible al lector y le provoca sentimientos encontrados; horror, ternura, lástima, asco, angustia. Una obra admirable.
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