miércoles, 21 de febrero de 2018

CRÍTICA

El periodista deportivo/ Richard Ford
Esta es mi primera incursión en el universo narrativo de Richard Ford (Jackson, Mississipi,1944) y para esta ocasión he elegido El periodista deportivo (1986), la novela que le dio notoriedad entre la crítica literaria norteamericana y que, además, es la primera de la trilogía protagonizada por su personaje fetiche, Frank Bascombe, que comparte con el autor algunos aspectos destacables de su biografía.
En el primer capítulo nos explica que Bascombe tiene 38 años, que es un escritor de cierto renombre que, después de publicar un libro de relatos reconocido por la crítica, sufre una crisis personal al perder a su hijo Ralph de 9 años, debido a una enfermedad fulminante, y que posteriormente se ha separado de su mujer. Después de sufrir esta dura experiencia decide dejar la literatura y dedicarse al periodismo deportivo, adoptando una filosofía de vida más pragmática.
Ford narra tres días de la vida del protagonista sin seguir las convenciones de la literatura tradicional, es decir, ignorando la estructura clásica de introducción, nudo y desenlace, y lo hace de forma lineal, fluida y sin usar una prosa compleja, de forma que el lector entra en su mundo de manera progresiva y sin sobresaltos.
En mi caso concreto, leí las cien primeras páginas del libro y me sentí algo decepcionado por la falta de acción que rezumaba el texto pero seguí leyendo y el relato me atrapó de una forma difícil de definir.
Algunos críticos han definido el estilo de Ford como realismo exhaustivo, con lo cual me muestro bastante de acuerdo, ya que esto lo diferencia de otros autores como Raymod Carver y Tobias Wolff
de los cuales, en mi opinión, le separan algunas características esenciales.
Ford es un maestro cuando se trata de retratar a la clase media-alta norteamericana y el personaje de Bascombe, que ha protagonizado ya otras dos novelas y un libro de relatos, es tan complejo y admite tantos matices que me ha dejado completamente fascinado. La primera sensación es que se trata de un hombre cínico y descreído pero luego comprobamos que tiene unos sólidos principios, muy personales, aunque a veces nos dé la sensación de que actúa de forma reprochable.
No puedo dejar de recordar el pasaje de la novela en que Bascombe va a entrevistar a Herb, un jugador de fútbol americano que se ha quedado parapléjico tras un accidente, con el objeto de escribir un artículo narrando su historia de superación y valentía, y se encuentra con un hombre perturbado y devastado psicológicamente. Es difícil encontrar en la literatura actual una escena tan inquietante y perturbadora narrada de forma tan simple y compleja a la vez. Magistral.

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