Chuck Klosterman (Breckenridge, Minnesota,1972) es un periodista musical que, siguiendo la estela de Hunter S. Thompson y claramente influenciado por el periodismo gonzo, ha alcanzado una considerable fama con algunos libros en los que mezcla experiencias personales con su pasión por la música y la cultura alternativa actual. Ha colaborado con publicaciones diversas en medios tan prestigiosos y variados como GQ, Spin, The New York Times Magazine, The Washington Post y Esquire y se ha convertido en un prestigioso crítico especializado en la cultura popular y el posmodernismo en Norteamérica.
Este es un libro de no ficción que surgió de un encargo de la editora de la revista Spin, que le sugirió a Klosterman que hiciera un viaje en coche por América para visitar algunos de los lugares donde habían ocurrido las muertes de varios de los personajes más míticos de la historia del rock en circunstancias escabrosas (suicidios, asesinatos, accidentes de todo tipo...), para luego escribir una serie de artículos sobre el viaje. Esto se convirtió en una mera excusa para Klosterman que se decidió a escribir además un libro que dedica la mayor parte de su extensión a filosofar sobre la vida, a explicar su compleja relación con las mujeres y, en definitiva, a hacer un repaso a su existencia contando diferentes anécdotas y situaciones que nos dan una idea clara de su personalidad, mitómana, narcisista y egocéntrica.
Llamadme morboso pero a mí me hubiera gustado que el libro se centrara más en el tema original que debería tratar, o sea las trágicas historias de los músicos que vieron truncadas sus carreras de forma prematura y en su relación con la música, aunque debo reconocer que la forma de escribir y de explicar las cosas que tiene Klosterman crea cierta adicción por su prosa ágil, dinámica y, en ocasiones, divertida, aunque a veces sus digresiones sobre los más diversos temas se me hagan un poco pesadas.
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