jueves, 10 de septiembre de 2020

CRÍTICA

                                      Los adeptos/ Robert Finn
Esta es la primera novela del autor inglés Robert Finn y supuso para él un éxito remarcable en Gran Bretaña hasta el punto de que se ha traducido a varias lenguas y ha accedido a la categoría de bestseller dentro del género de thriller sobrenatural, dando lugar a una secuela titulada Ex Machina.
La novela arranca de manera notable; David Braun, investigador de una exclusiva compañía de seguros, debe acudir a la sede de una empresa que parece haber sufrido un robo durante la noche. Al llegar al lugar de los hechos, la policía le informa de que dos de los ladrones han sido asesinados y no parece que hayan robado nada. No obstante, observando la escena del crimen Braun deduce enseguida que un tercer hombre ha participado en el asalto y ha huido demostrando una fortaleza física fuera de lo normal. Después de entrevistarse con el enigmático propietario de la empresa, descubre que, en efecto, han robado algo: un antiguo mandala tibetano de valor incalculable que parece tener poderes curativos sobrenaturales.
Para averiguar la naturaleza exacta del objeto robado y empezar su búsqueda, Braun contacta con una historiadora experta en antigüedades, Susan Milton, que lo ayudará en su investigación. Pronto descubrirán que hay más personas interesadas en el extraño objeto y que sus vidas están en peligro.
La caracterización de los personajes me ha parecido uno de los mayores defectos de esta obra ya que me parecen muy estereotipados y responden, en su mayoría, a tópicos bastante manidos, al igual que la relación amorosa que se produce entre los protagonistas, que me da la sensación de que es algo forzada y previsible.
En mi opinión, el desarrollo de la historia va de más a menos y la trama se va deshinchando progresivamente hasta quedarse en un mero entretenimiento, artificioso, que deja al lector con la sensación de que la novela ha perdido profundidad y se ha quedado en la superficie de la historia, desembocando en un final un poco precipitado y dejando la puerta abierta a una posible continuación, como así fue.

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