domingo, 7 de febrero de 2021

CRÍTICA

 Presunto culpable/ Scott Turow

Scott Turow (Chicago, 1949) es, junto a John Grisham, el máximo exponente del thriller legal, un subgénero de la novela negra que ha producido una cifra importante de bestsellers sobre todo en las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado.

Turow publicó en 1987 la novela Presunto inocente, que le catapultó a la fama gracias a su adaptación cinematográfica, protagonizada por Harrison Ford. Presunto culpable fue su tercera novela y, como todas las demás que ha escrito, está ambientada en el imaginario condado de Kindle,un remedo de Chicago. En ella, Mack Malloy, un abogado ex policía y ex alcohólico que trabaja en uno de los bufetes más prestigiosos de la ciudad, recibe el encargo por parte de sus jefes de averigüar el paradero de Bert Kamin, también abogado de la firma, que ha desasparecido al mismo tiempo que el departamento de contabilidad ha detectado el desfalco de 5,6 millones de dólares de una cuenta destinada a pagar las indemnizaciones a las víctimas de un accidente aéreo.

La novela está narrada, en el más puro estilo de la novela negra, en primera persona, por el protagonista que, a medida que va avanzando en su investigación, se da cuenta de que nada es lo que parece y de que su compañero Bert no ha cometido la estafa.

Hay momentos en los que la trama se complica y se vuelve densa a causa de las triquiñuelas legales y de corrupción empresarial que se exponen como explicación al caso pero, finalmente, todo es más simple de lo que parecía en un principio.

En mi caso, la novela ha conseguido mantenerme interesado hasta el final y debo reconocer que Turow tiene gran habilidad para la caracterización de los personajes, a los que cincela con mano maestra. También brilla su talento en la descripción de los ambientes, que dan credibilidad al resto de la historia.

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