e lo planteó como un reto, como un desafío frente a la rígida estructura del género policiaco, por el que se había interesado en el pasado y sobre el que había llegado incluso a publicar algún breve ensayo. De esta forma, la escritura de ambas novelas llegó a ser en algún momento simultánea.
sábado, 11 de septiembre de 2021
CRÍTICA
e lo planteó como un reto, como un desafío frente a la rígida estructura del género policiaco, por el que se había interesado en el pasado y sobre el que había llegado incluso a publicar algún breve ensayo. De esta forma, la escritura de ambas novelas llegó a ser en algún momento simultánea.
jueves, 2 de septiembre de 2021
CRÍTICA
Dan Simmons (Peoria, Illinois, 1948) es un escritor con una larga y sólida trayectoria cimentada sobre todo en los géneros de la ciencia ficción y el terror, pero con El bisturí de Darwin quiso hacer un intento de adentrarse en el género del trhiller orientado claramente al mercado norteamericano del best seller. El resultado final, en mi opinión, es una pequeña mancha en su bibliografía; un libro prescindible.
El protagonista de la novela es Darwin Minor, un experto en el análisis y reconstrucción de escenas de accidentes que utiliza la física y su instinto para detectar intentos de fraude a las compañías de seguros. A pesar de ser un hombre ordenado y meticuloso que intenta no involucrarse emocionalmente en su trabajo, una serie de extraños accidentes que parecen simulados pero en los que ha habido víctimas mortales le hacen sospechar que se encuentra ante una cosnpiración a gran escala, y sus sospechas se ven confirmadas cuando sufre un intento de asesinato a manos de unos sicarios rusos.
La novela presenta algunos aspectos positivos: Simmons tiene buena mano para narrar las escenas de acción y hay algunos fragmentos que destilan un fino sentido del humor. Otro de los aspectos que llama la atención positivamente es el gran esfuerzo de documentación que debe haber hecho Simmons para urdir la historia.
Por contra, el desarrollo de la trama es muy previsible y la historia romántica entre Darwin y Syd, la coprotagonista, es muy tópica. También creo que el desarrollo de la historia desprende un sospechoso tufillo patriótico muy típico de los autores norteamericanos de best sellers.
A pesar de todo, también hay escenas brillantes como las que están inspiradas en las investigaciones reales que llevan a cabo los expertos en investigaciones de las escenas de accidentes.
Si tenemos en cuenta que poco después de esta novela Simmons escribió El Terror, que para mí es una obra maesra sin discusión, esto todavía acentúa más la impresión de que en esta ocasión el autor, lamentablemente, desperdició una buena parte de su talento en pos de un éxito comercial incierto.