La llama de Focea es la decimotercera novela de la serie protagonizada por la pareja de guardias civiles formada por Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, en la que su autor, Lorenzo Silva (Madrid, 1966) ha tratado de mostrar la realidad española (política, social,...) de los últimos veinticinco años, a través de las investigaciones llevadas a cabo por sus protagonistas.
En esta ocasión, Bevilacqua y Chamorro deben investigar el asesinato de una joven catalana de clase alta, Queralt Bonmatí, que ha sido encontrada muerta mientras realizaba el Camino de Santiago en solitario. La peculiaridad del caso reside en que el padre de la víctima, Ferran Bonmatí, es un expolítico y empresario de éxito vinculado al independentismo, que parece tener negocios oscuros y estar relacionado con la mafia rusa.
La investigación llevará a Bevilacqua hasta Barcelona, ciudad en la que estuvo destinado durante los juegos olímpicos y los años inmediatamente posteriores, en los que vivió algunos de los momentos más cruciales de su vida personal y profesional, que son narrados a modo de flashback en capítulos alternos de la novela.
Esta novela plantea un dilema moral: ¿qué debe hacer un padre si han asesinado a su hija y el crimen puede estar relacionado con sus actividades ilegales? Durante el transcurso de la novela, Silva comenta, por boca de sus personajes, algunos de los acontecimientos que se produjeron en España, y más concretamente en Cataluña, entre el referéndum de independencia de 2017 y los graves disturbios que se produjeron en Barcelona en 2019, después de la sentencia condenatoria del tribunal supremo contra los líderes independentistas. Yo no comparto algunas de las opiniones que se vierten en la novela, pero debo decir que, a pesar de esto, me parece una novela honesta y que además, Silva, entre otras cosas, demuestra un aprecio genuino por Cataluña, por su historia y por su cultura, las cuales demuestra conocer en profundidad. Otra de las cosas que deja claras la lectura de La llama de Focea, es su admiración por la labor que la Guardia Civil realiza en este país, desde su fundación hasta el tiempo presente, y que no deja de mostrar en diversos pasajes de la novela.
Comparado con el resto de la novela, que tiene un desarrollo pausado, sólido y bien tramado, el final me ha parecido un poco incoherente, por precipitado e incluso improvisado. Sin embargo, en conjunto, debo decir que me parece un libro de lectura estimulante y, en algunos momentos, brillante.
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