Veronica Black fue uno de los numerosos pseudónimos que utilizó la escritora galesa Maureen Peters (Caernarvon, 1935- Bangor, 2008) para firmar algunas de sus novelas de misterio, como las protagonizadas por la hermana Joan, una joven monja de semiclausura con dotes deductivas. Cabe destacar la extraordinaria fecundidad creativa de esta autora, que escribió más de 100 novelas en cincuenta años de carrera, la mayoría de ellas de género histórico, romántico y de misterio.
Voto de castidad (1991) pertenece a esta última categoría y, como hemos comentado antes, a la saga de novelas protagonizada por la hermana Joan, y podría definirse como una novela detectivesca clásica o lo que ahora se denomina Cozy Noir; hay crímenes, un poco de sangre pero todo se desarrolla en comunidades pequeñas y pintorescas, en este caso en un convento de la orden de las Hermanas de la Compasión y sus alrededores, en el País de Gales, en los años 80.
En esta novela, la hermana Joan, que hace de maestra en la escuela rural de las inmediaciones, detecta cosas extrañas en el convento y en el comportamiento de sus alumnos; en la capilla desaparecen flores, velas y el agua bendita, y una de las alumnas escribe unos poemas truculentos impropios de una niña de su edad. A los pocos días, otro de los alumnos de la escuela, de origen gitano, desaparece sin dejar rastro. La policía de la localidad empieza sus averiguaciones, pero el instinto de la hermana Joan es más fuerte y empieza su propia investigación.
La novela es de lectura fácil y entretenida. Una de sus virtudes es que describe muy bien la vida dentro de un convento de semiclausura, con sus rutinas, sus horarios y normas estrictos, y sus pequeños conflictos internos. Otro de sus aciertos es la caracterización de los personajes secundarios, como la madre Dorothy, la priora del convento; el padre Malone, o el inspector sargento Mill, que establece una especial relación con la monja protagonista. A pesar de todo esto, a nivel literario el libro no aporta gran cosa. Es poco ambicioso y se convierte en un mero entretenimiento, sin más pretensiones.
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