El lector de cadáveres/ Antonio Garrido
Es difícil de encontrar en la literatura moderna un personaje que sufra tantas desgracias e infortunios como Cí Song, el protagonista de esta novela de Antonio Garrido (Linares, 1963). Ahora mismo, haciendo memoria, solo se me ocurren algunos casos de similar nivel de malaventura: Madame Bovary de la novela homónima de Gustave Flaubert; Edmundo Dantés protagonista de El conde de Montecristo de Alejandro Dumas o, más recientemente, Sherman McCoy de La hoguera de las vanidades de Tom Wolfe, pero lo que no tienen ninguno de ellos es el nivel de resiliencia que posee Cí para superar todos los obstáculos que se le presentan.
El lector de cadáveres narra la historia de un personaje real de la China del siglo XIII, Cí, un joven de clase humilde, proveniente del mundo rural que, gracias a su inteligencia y su tesón se convirtió en uno de los primeros jueces que tuvieron atribuciones de médico forense en la corte imperial de la dinastía Tsong.
La novela es una acertada mezcla de novela histórica y de suspense, y logra plasmar con bastante fidelidad el contexto histórico, social y cultural de la China medieval. Es trepidante y no da respiro al lector, que se ve envuelto desde el principio en las emocionantes tribulaciones de su protagonista que sufre mil escollos para ver por fin cumplido su sueño de ejercer como magistrado de élite.
Al igual que me ocurrió con la primera novela del autor, La escriba (2008), que reseñé en este mismo blog, en El lector de cadáveres también detecto la misma falta de un estilo literario definido, que identifique a su autor, y no quiero decir con esto que no me guste su prosa o el uso que hace del lenguaje, pero soy incapaz de apreciar un rasgo identificativo o distintivo en su manera de escribir, sin que esto quite mérito al conjunto de la novela, que me parece entretenida, bien documentada y bien resuelta, aunque en algunos giros resulte previsible.