sábado, 14 de septiembre de 2019

CRÍTICA

Los lenguajes de Pao/ Jack Vance
Debo reconcer que no soy un gran lector de ciencia ficción, aunque cuando era más joven lo intenté comprándome incluso un fantástico libro que es Ciencia ficción: guía de lectura de Miquel Barceló, una obra de referencia que me sirvió para introducirme en el género.
Los autores que me llamaron más la atención fueron Philip K. Dick, Isaac Asimov y Robert Heinlein, pero luego fui perdiendo paulatinamente el interés y dejé de leer obras de esta temática.
Después de muchos años, he vuelto a leer una novela de ciencia ficción y, aunque se trata de un autor clásico, ya fallecido, al que no conocía, he tenido una grata sorpresa. La novela es Los lenguajes de Pao y el autor es Jack Vance (1916-2013) uno de los escritores norteamericanos más premiados dentro de su género.
El argumento al principio parece simple, pero nada más lejos de la realidad: el idílico planeta Pao, habitado por gente pacífica y que cuenta con grandes recursos naturales, es invadido sin ofrecer resistencia y para librarse del yugo de sus opresores deberán especializar a sectores de su población enseñándoles nuevos idiomas que posibiliten la comprensión y la asimilación de nuevos conceptos como la resistencia, el orgullo, la violencia o las nuevas tecnologías que hasta ese momento no formaban parte de su bagaje vital.
Mediante un masivo proceso de reeducación consiguen su propósito y cambian el paradigma de los habitantes del planeta, solucionando el problema principal pero creando otros conflictos derivados del uso de los diferentes idiomas.
Jack Vance utiliza un estilo bastante esquemático, directo y carente de florituras estilísticas para explicar esta compleja historia que trata la sociolinguística desde un punto de vista bastante perturbador demostrando hasta qué punto la mente humana es manipulable a través del idioma. El lenguaje se convierte, literalmente, en una arma letal que tiene la capacidad de transformar completamente la idiosincrasia de toda una sociedad, sus costumbres, sus hábitos y su relación con el poder.
Fascinante.

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