Ayer fue un día muy triste. Eran las diez de la mañana cuando me enteré, compungido, de la muerte de Carlos Ruíz Zafón. Mi primera sensación fue de incredulidad; debe ser un error, o una fake news de estas que proliferan tanto hoy en día, no puede ser que haya muerto tan joven y sin que nos hubieran informado de que tenía una dolencia previa. Pero parece que sí, que Ruíz Zafón padecía un cáncer de colon desde hacía dos años y que su proverbial defensa de su intimidad había hecho que la mayor parte de la gente no lo supiera.
La noticia era real y nos ha dejado, a todos los amantes de la literatura, huérfanos de uno de los mejores autores de este siglo, un escritor que ha sabido, como pocos, llegar al corazón de los lectores y crear una legión de fieles seguidores que no le olvidaremos jamás. A mí, la pregunta que me viene a la cabeza desde ayer, de forma repetitiva, es: ¿cuántas historias le quedaban por contarnos?
Hasta siempre.
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