Esta es la primera novela de Alan Parks y la primera protagonizada por Harry McCoy, un joven policía de Glasgow, que trabaja al límite de la legalidad y que no hace ascos al consumo de drogas ni a la compañía de prostitutas. McCoy tiene una estrecha relación con Stevie Cooper, un mafioso local al que conoció cuando los dos estaban internados en un orfanato católico donde sufrieron abusos tanto físicos como psicológicos.
El punto de partida de la historia es muy atractivo: el día de Año Nuevo de 1973, McCoy recibe un aviso de un recluso de la prisión de Barlinnie, Howie Nairn, que lo avisa de que una chica llamada Lorna será asesinada en las próximas horas en la ciudad y solo él puede salvarla. McCoy no llega a tiempo y la chica es asesinada a tiros en plena calle por un joven llamado Tommy Malone, que después se suicida disparándose en la cabeza.. McCoy tendrá que hacer uso de sus contactos con el hampa local para intentar averiguar qué es lo que ha pasado y lo que encontrará lo llevará a recordar tiempos pasados y experiencias personales traumáticas.
La ciudad de Glasgow está omnipresente en toda la narración hasta el punto de convertirse en un personaje más y lo seguirá siendo en las siguientes novelas protagonizadas por este peculiar policía al que le cuesta aceptar la autoridad y las órdenes de sus superiores (ahora ya son cuatro, aunque solo las dos primeras están traducidas al castellano y al catalán)
Alan Parks, en la mejor tradición del Hard-boiled norteamericano, usa para narrar esta historia un lenguaje llano, directo, sin florituras, con diálogos secos y lacónicos. Desde el principio de la novela me ha dado la sensación de que lo más natural hubiera sido que el autor la hubiera escrito en primera persona, usando la voz narrativa de Harry McCoy como hilo conductor de la historia y no en tercera persona con un narrador omnisciente. Es más, creo que Parks ha tenido que hacer un esfuerzo suplementario para escribirla así y no entiendo muy bien por qué. De todas maneras, globalmente, me parece una novela destacable, incluso brillante en algunos momentos.
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