martes, 27 de junio de 2023

CRÍTICA


Love Song/ Carlos Zanón
 

La mayoria de los lectores conoce a Carlos Zanón (Barcelona,1966) por sus excelentes novelas negras, poco ortodoxas, que se salen de los parámetros convencionales del género, como Tarde, mal y nunca (2009),  Yo fui Johnny Thunders (2014) o Taxi (2017), pero en esta ocasión se escapa un poco de este encasillamiento y nos ofrece una novela mainstream pero perfectamente reconocible, porque  si una cosa está clara a estas alturas es que Zanón ha conseguido imprimir un sello propio a su narrativa, con independencia del género que cultive, y una de las características principales es que la construcción de sus personajes tiene en sus novelas un papel más importante que el mismo argumento, que en ocasiones pasa a un plano secundario, y Love Song no es una excepción.

El argumento, en este caso, es simple; tres músicos veteranos, el matrimonio formado por Eileen y Jim y su amigo Cowboy, que gozaron de cierto renombre y ahora parecen estar en el ocaso de su carrera, deciden montar una gira por campings y locales de la costa mediterránea, versionando canciones de pop y rock del año 1985.

Los tres personajes principales forman  un ambiguo trío amoroso y afectivo, y en su aventura se verán apoyados por uno de los personajes secundarios, Sandino, que Zanón ha tomado prestado de otra de sus obras, Taxi, aunque aquí los personajes protagonistas lo rebautizan con el mote de Polidori, haciendo funciones de chófer y chico para todo.

Se trata de una historia de perdedores, de seres maltratados por la vida, cuyo único método de redención es la música. En este caso el rock, que llevan en las venas, que han mamado desde adolescentes y que ahora han decidido tocar en locales cochambrosos y campings de mala muerte, con la intención de volver a sus orígenes, fieles a su filosofía de vida, hasta el final.

Toda la novela está salpicada de reflexiones lúcidas pero sigo pensando, como ya he dicho en alguna otra ocasión, que el estilo narrativo de Zanón no es fácil, sobre todo por el uso recurrente de frases subordinadas complejas, por el uso de metáforas preñadas de simbolismo, y por los guiños literarios y musicales que solo los lectores avezados y con un bagaje cultural amplio, podrán apreciar.

Zanón quizá no es consciente pero con esta novela vuelve a demostrar que es uno de los últimos románticos, quizás el más auténtico.

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