La primera impresión que me vino a la cabeza al empezar a leer esta
novela fue que, sin duda, su autor estaba inspirado por El nombre
de la rosa de Umberto Eco, porque las coincidencias entre ambas
son numerosas; los hechos narrados suceden en un monasterio en plena
Edad Media, durante una época histórica de grandes cambios en el
seno de la iglesia y se produce una investigación detectivesca para
averiguar al autor o autores de una serie de crímenes horripilantes.
Las similitudes terminan aquí.
Esta es la primera novela de C.J. Sansom (Edimburgo, Escocia, 1952)
doctor en historia que se ha especializado en thriller histórico.
También es la primera novela protagonizada por Matthew Shardlake, un
abogado londinense de principios del siglo XVI, que ya cuenta con una
saga que consta de siete novelas en su haber.
En El gallo negro encontramos a Shardlake en el invierno de
1537, recibiendo el encargo del todopoderoso y siniestro vicario
general del rey, Thomas Cromwell, para que acuda al monasterio de
Scarnsea donde se ha producido el asesinato del comisionado enviado
para empezar a preparar el desmatelamiento del monasterio, en el
marco de la reforma protestante que promovieron Enrique VIII y el
mismo Cromwell. Así pues, nos encontramos en uno de los momentos más
apasionantes de la historia de Inglaterra que el autor refleja
bastante fielmente en el libro.
En esta novela, desde el principio, observamos que el autor se
inclina más por el formato de best-seller que por mostrar un
estilo literario personal, y no lo digo como una crítica sino como
la constatación de una elección que ha hecho el autor a la hora de
dar forma a su obra, totalmente lícita. Creo que es obvio que no
todos los escritores pueden aspirar a ser Umberto Eco. Esta elección
se nota, por ejemplo en el lenguaje que utiliza Samson en la novela,
que es bastante llano y en su prosa que estructuralmente no tiene un
gran nivel de complejidad, con lo cual consigue hilvanar una novela
con una trama bien construida, que se desarrolla sin grandes
altibajos y da como resultado una lectura ágil y amena.
Cabe destacar también algunos de los personajes secundarios que
tienen un papel importante en la narración, como Mark Poer, el
ayudante de Shardlake, Alice, la criada que trabaja en el monasterio,
el hermano Guy, el boticario negro o el abad del monasterio.
Esta novela no llega, desde luego, al nivel de excelencia y de
ambición literaria de El nombre de la rosa pero es una buena
muestra, más que correcta, de novela histórica y de suspense, muy
recomendable para cualquier lector que esté empezando a foguearse en
el género novelístico.
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