Esta es la primera novela que leo de Jorge Molist (Barcelona,1951) y, a pesar de la fama y las ventas que preceden al autor, la experiencia ha sido negativa. El tema que trata, la búsqueda del tesoro secreto de los templarios por parte de tres jóvenes que fueron amigos en su juventud, está tan manido que, aunque quiere enfocarlo de una manera original mezclando en la narración el tiempo actual y la Edad Media, cae en los lugares comunes de las sociedades secretas, las conspiraciones y los objetos sagrados con propiedades extraordinarias dando como resultado, en mi opinión, una narración poco satisfactoria, y voy a tratar de explicar por qué.
Para empezar me voy centrar en el estilo: la prosa que utiliza Molist no muestra ningún rasgo literario destacable y es simplona, excesivamente cotidiana y exenta de recursos estilísticos destacables. Es tal el nivel de ingenuidad y de cursilería de algunos pasajes del libro que parecen escritos por una adolescente con las hormonas alteradas o por una autora de novela romántica de poca monta, en vez de por un escritor maduro.
En cuanto a los personajes, empezando por Cristina, la narradora, y continuando con todos los demás, como Oriol, Luis, Alicia, etc. carecen de profundidad psicológica y es difícil identificarse con ellos porque responden a arquetipos estereotipados, sin muchos matices.
A pesar de todo, he sido capaz de encontrar dos aspectos positivos en esta novela: el ritmo narrativo, que me parece ágil y en ocasiones trepidante, y las escenas ambientadas en la Edad Media, que están bien narradas e insuflan algo de realismo al relato.
El hecho de que esta novela haya sido finalista del premio Alfonso X el Sabio de Novela Histórica, no dice mucho en favor de dicho galardón, la verdad.
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