Javier Marías (Madrid, 1951-2022) ejerció de profesor de Literatura Española en la Universidad de Oxford durante dos cursos e, inspirado por las vivencias que allí pasó, escribió Todas las almas (1989), aunque él nunca la consideró autobiográfica.
En esta novela, un joven profesor español narra en primera persona los recuerdos que guarda sobre su estancia en la ciudad inglesa y las peculiaridades del mundo académico que allí descubrió y los personajes peculiares con los que entabló relación, personal y profesionalmente. Con este mínimo hilo argumental es capaz de armar una novela y de hacerla interesante y misteriosa, de una manera velada y sugerente.
Su forma de narrar huye deliberadamente de la acción en la mayoría de los casos para centrarse en las obsesiones del autor/narrador, en la psicología de los personajes y en la suya propia, todo ello usando una prosa rebuscada, rica y con una sintaxis muy personal, que da la impresión de que ha cogido a vuelapluma reflexiones íntimas sobre su estancia y su experiencia en Oxford.
Los personajes son uno de los elementos más destacables de esta obra y cautivan al lector desde el principio aunque no siempre se identifique con sus circunstancias: Clare Baye, es la misteriosa amante del narrador, con un pasado traumático; Cromer-Blake es el torturado profesor homosexual que ejerce de cicerone de nuestro protagonista; Toby Rylands es el profesor retirado, ex-espía con una vida apasionante a sus espaldas; y, por supuesto está el enigmático escritor John Gawsworth, soberano del Reino de Redonda, que pasó de ser un admirado autor de culto a convertirse en un mendigo alcoholizado que malvivía por las calles de Oxford.
Por poner algún defecto, opino que Marías en algunos momentos abusa de los paréntesis para introducir frases aclaratorias y, por otro lado, es cierto que quizás el lector poco avezado no se encontrará cómodo con el estilo ambiguo, afectado y poco directo que utiliza Marías durante toda la narración.
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